Japón
21-07-2017   Pedro Gallo

Empieza el diálogo turístico. Lo mejor de los viajes internacionales es la comunicación con nuevas mentalidades. Con Japón la aventura sigue un tanto cruda en este sentido. Se me ocurre sugerir un “mantra” para la comunicación. Imprescindible para empezar al menos. Se lo oímos a ellos continuamente, jai, jai...jai, jai. Algo tendrá, me planteé un día. Porque al tuntún tampoco lo dirán, pensé. Y me di la razón ¿cuántas veces?.

Si el no apenas se escucha en la recepción del hotel, ni en las animadas conversaciones de bares, restaurantes, tascas (“nomiya”), ni siquiera cuando lo que les dices va frontalmente contra su opinión, sino que lo primero que oyes es si si, por algo será.

No entiendo ni papa de lo que me explica el recepcionista, ni me apetece ese plato, ni estoy de acuerdo con la opinión del guía...No importa, mi mantra del si si..., tranquilizará sus tímpanos para escuchar lo que le diré después. El NO se los revienta. Ese es el valor de estos primeros síes. Solamente eso, valor, no significado. Es el primer puente tendido. Que hay línea entre los dos.

Yes, yes, si, si, como quieras. Bueno, jai, jai, sería hasta dulce. Pero no dulzón, por favor. Si te lanzas a este jai jai, que sea de verdad con un poquito de corazón de diálogo no de mono de imitación.

Peligro de malentendido ninguno, ellos saben perfectamente que ese si si, no es mas que una declaración de que le estoy escuchando, lo de haberle entendido ya veremos. Una cortesía imprescindible, exigible casi. A continuación vendrá la realidad con los peros.

Será el “but” en inglés, o su “demo” en japonés, y si dialogamos en español deberá ser un lento y alargadísimo “pero...” seguido de las mejores peras que nos de nuestro pero. Lo que mejor imaginemos para explicar realmente lo que pensamos o queremos. En Japón nuestro pero puede cambiar literalmente a un sin embargo, si fuera posible, me lo voy a pensar, ya le avisaré...  Ahí empieza el diálogo, el entendimiento. Pero después del si si. Nunca después del mazazo del no.

En Japón cultivaron sus peros desde antaño. Podemos aceptarlo como el mayor descubrimiento japonés para la concordia en el diálogo. O al menos, su gran conquista para esa sorprendente pacífica vida social que admiramos. El mantra del si si maduró en Japón hasta la sonrisa. Y además seguido de un pero acaba diluyendo cualquier malentendido y transparentando un declarado no, pero sin fiereza.

Algún cerebro extranjero enumera hasta 19 maneras japonesas de decir no diciendo si. Ellos no se plantean cuántos. Echan el sí por delante y todo suavizado, lograda la primera cercanía. El si si, amansa, convence, atrae, acerca sobre todo.

El si si a flor de reacción primera es el necesario mantra para el diálogo. No sé cuántas veces lo usé. Lo que si recuerdo son las muchas que no lo hice y el diálogo si no abortó fue de corta vida. ¿Algo contra nuestra naturaleza?. Puede, exagerándolo algo, pero a la larga se coge el gusto del sosiego.
 


España-Japón, para entendernos...