El arquitecto español Rafael Moneo ha sido premiado con El Premio Imperial, máximo galardón de las artes en Japón, que le será entregado hoy en Tokio.
Rafael Moneo, es muy admirado por la realización de sus diseños de edificios, observando las condiciones específicas de su ubicación, para garantizar que se integren con facilidad en el paisaje de la ciudad y, al mismo tiempo, respetando el medio ambiente. Uno de sus primeros proyectos, el Museo Nacional de Arte Romano (1986) en Mérida, estableció su reputación internacional, aunque ha realizado con éxito muchos proyectos tanto en España como en otros países, tal es el caso de la estación de Madrid Atocha (1992), la Catedral de Nuestra Señora de los Ángeles (2002) en Los Ángeles o la Extensión del Museo del Prado (2007). En el caso de la Extensión del Museo del Prado, exhibe su habilidad para combinar lo antiguo y lo moderno a la perfección.
Moneo cree que los edificios deben integrarse armoniosamente en el entorno de la ciudad y es cuidadoso para asegurar la integración de sus refinados diseños, al tiempo que mantiene una clara identidad y conexión con su visión creativa.
Maestro y teórico, también ha impartido clases en muchas instituciones de prestigio, como la Escuela de Diseño de la Universidad de Harvard. En 1996, recibió el Premio de Arquitectura Pritzker y en 2003, fue galardonado con la Medalla de Oro Real de RIBA.
El Praemium Imperiale es un premio global de artes otorgado anualmente por la Japan Art Association. Desde su inauguración en 1988, se ha convertido en una marca de las artes.
Seis comités de nominaciones, cada uno presidido por un Asesor Internacional, proponen candidatos en cinco campos: Pintura, Escultura, Arquitectura, Música y Teatro / Cine.
En unas recientes declaraciones a EFE, Moneo destacaba que que le gustaría abordar "una de las cuestiones pendientes de la arquitectura": la vivienda.
"Me gustaría trabajar en algún proyecto de vivienda con la escala suficiente como para poder explorar soluciones a problemas como la escasez del suelo", un ámbito que dijo que "se ha dejado en manos de un mercado que no está utilizando todos los elementos a su disposición para transformarla".
Moneo, que lamentó que se premie a arquitectos solo por grandes edificios emblemáticos, recordó que "la sustancia casi anónima de una ciudad es la vivienda", un aspecto que el mundo de la cultura tiende a olvidar.
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