Dani García, Ferrán Adriá, Juan Mari Arzak o Joan Roca hicieron suyas las creaciones culinarias del japonés Nibu Matsushisa en uno de los eventos de gastronomía más importantes a nivel nacional, que se celebra en Marbella.
La cena tributo de las jornadas «A 4 manos» de Dani García atraen cada año a lo mejor de los fogones españoles, para ensalzar la aportación a la historia culinaria de uno de los grandes maestros mundiales. El año pasado fue Joël Robuchon el homenajeado y hace dos años fue a Ferrán Adriá.
Algunos de los cocineros asistentes se encargaron de preparar e interpretar los platos de Matsushisa, como Toño Pérez con un tatar de toro con caviar o Ángel León con una ostra en emulsión a la que añadió el plancton, ingrediente que descubrió gracias a las creaciones de Nobu San. También lo hicieron Francis Paniego, que se atrevió con unos corazones de cordero, Marcos Morán, Paco Roncero, Paco Morales, que se inspiró en la cocina japonesa para hacer un plato andalusí de berenjenas o Josean Martínez Alija y Ramón Freixa.
En total realizaron 16 platos inspirados en las creaciones del padre de la cocina «New Japanese», entre los que se encontraron las creaciones de Diego Guerrero, Paco Pérez, el contramorro de atún gadira de Dani García o los postres de Albert Adrià, con una nube de yuzu con granizado de sake y erizos al ají amarillo.
También el mango peruano y moshi de calabaza asada, yogur y jengibre de Ricard Camarena. Los platos más representativos fueron las interpretaciones libres de los tres veteranos, que en la noche de ayer, lucieron en los fogones. Juan Mari Arzak hizo un mondrian de ostras, Joan Roca deleitó con una leche de tigre y José Andrés completó las «inspiraciones libres» proponiendo «un viaje inolvidable con Nobu a Hokaido».
Nobu Matsuhisa, nacido en 1947 en Saitama (Japón), es uno de los chefs más importantes del mundo. Tal es así que, uno de sus conocidos restaurantes, el Matsushisa de Beverly Hills, se encuentra entre los más caros del mundo, donde el "menú de degustación" cuesta alrededor de 300 dólares por comensal. Su pasión por la cocina comenzó cuando su hermano mayor le llevó un día a comer a un restaurante de sushi. Con 24 años, después de muchos años de formación tradicional, la nueva cultura y los ingredientes típicos de Perú hicieron florecer su imaginativo estilo culinario. Tres años después de llegar a Perú, Matsuhisa se trasladó a Argentina, luego volvió a Japón, viajó a Alaska y finalmente se instaló en Los Ángeles.
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