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11-07-2017   Pedro Gallo

Me atrevo a decir que empieza este blog muy a lo japonés: just in time. Desde 2013 llevaba negociándose el Tratado de Libre Comercio UE/Japón. Acaba de firmarse.

Hace casi 150 años, 1868, que España, todavía gran potencia global, firmaba con Japón el “Tratado de la Amistad, Comercio y Navegación Hispano Japonés”. Le siguieron nuestros, “Tratado de Libre Circulación de Extranjeros por todo el país” cesando así la persecución de los cristianos en Japón. El de atraque y tránsito de barcos japoneses en España, Manila, Islas Marianas y del Pacífico, y de españoles en los puertos de Nagasaki, Kobe, Yokohama...El”Tratado de Límites” por el que Japón reconocía todas las pretensiones españolas en Extremo Oriente...En los diez años siguientes firmas de todos los colores: arancelarios, consulares, honoríficos, cooperacionales...Gran escenario ya olvidado.    

España, hoy, como una parte de Europa, y ni siquiera la mas considerada, pero a la que afecta el tratado más de lo que quizás pensamos en nuestras relaciones con la actual 3ª potencia mundial. Hay dos capítulos en el orden económico empresarial que mandan para nosotros en este Tratado: la exportación e importación de automóviles y sus partes, y los productos agrarios. Podríamos analizar estos dos capítulos importantísimos para nuestra balanza comercial. Preferimos ahora el protagonista principal que intervendrá en el 99% de los intercambios empresariales, artísticos, turísticos, diplomáticos, judiciales, institucionales, gubernamentales, privados...El omnipresente, imprescindible diálogo. ¿En qué escena de nuestras relaciones no intervendrá?.

El cómo dialogar, para entendernos claro, es nuestra esperanza y desesperación. El cine mudo entre culturas tan diferentes se nos queda corto y equívoco. Hay ya una magnífica escuadra de traductores e intérpretes que facilitarán esos diálogos que hace 150 años, y quizás bastantes menos, eran de risa a veces. San Francisco Javier estuvo bautizando al principio en nombre de un dios, “Dai-Nichi”, pensando que les sugería la Luz Suprema, pero ellos no pasaban de imaginar el Gran Sol. Y nosotros, al oír que los japoneses creen en la divinidad de su Emperador pensamos siempre en la divinidad al estilo cristiano occidental. Así no nos entendemos.

Los equívocos, los mitos, los tópicos, las manipulaciones de todo tipo, sobre la otra cultura hace que vistamos a veces a su excelencia el diálogo de esperpento. Lo que hemos vivido demasiados años: la falta de comprensión mutua. Ahora llegan oportunidades históricas de relacionarnos: el Tratado UE/Japón; los Olímpicos 2020 como el gran show internacional de Japón; la facilidad de vuelos directos, y mucho más económicos; los sabios GPS para los turistas, los intérpretes preparadísimos...Todo dispuesto para manejarnos materialmente. Si logramos entendernos para dialogar serán culturas disfrutadas.

Por eso este blog quizás llegue “just in time” para intercambiar experiencias, inducciones, deducciones, sugerencias, maledicencias y benedicencias dichas al sol o a la belleza de las sombras.  Para acumular conocimientos mutuos. Para entendernos. Así sueño yo este blog, obra de todos.


España-Japón, para entendernos...